lunes, 18 de octubre de 2010

la ola se los llevó a su paraíso...

He vuelto a nadar fuera de verano, de nuevo en la pisci municipal. Me ha resultado familiar, incluso sencillo, cada vez me cuesta menos. Además, cuando nado no como mucho y me siento un poco más libre. Hace casi un mes regresé a mi antigua casa, la que ahora está alquilada. Las sensaciones eran completamente extrañas, yo ya no vivía allí. Lo único que me confortaba eran los mapas del mundo, Europa o España que dejé pegados a los azulejos de la cocina. Y el cartel adhesivo del cómic del baño, aquella pequeña maravilla del dibujante Enki Bilal... tapada, pues no debe gustar [tal vez algún día lo pueda rescatar].

Ellos se fueron entre las olas, con mensajes en botellas de color azul, hacia su propio paraíso. La boda de mis amigos fue una ocasión de vida y alegría, de disfrute y encuentro, de acercamiento de edades e ilusiones recuperadas, de comunidad. Larga vida al amor y a los que aún creemos en él, y a la poesía, aquella que se dice dulce y pausada en las tardes de final del verano. El azul, la arena dorada, las conchas, los pececitos, las redes de pesca, los paños blancos ondeantes... qué lujo de vida.

 Ahora que volvemos al secano los que somos de mar, a volver a esperar el tiempo del sol y el mar, de estar descalzos y poco vestidos, cómodos de verano, cuando apenas una camiseta y una bermuda dan para tantos días.

Celebro en este día, a todos aquellos que son capaces de unir en lugar de disgregar, de ilusionar en lugar de decepcionar, de mejorar y seguir adelante sin importarles las consecuencias... Ya no me complico con cuestiones morales, se trata de ser hombres y mujeres con toda la dignidad, recuperada cuando ha estado maltrecha, fortalecida después de un embate. Saltemos las olas, sumerjámonos en la ilusión.

[imagen tomada de: http://www.lightboxcreative.co.nz/?page_id=15]

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