miércoles, 28 de abril de 2010

a dibujar, a vestir la realidad

La semana pasada, en un raptus casi, cogí las acuarelitas con su pincelito dentro, un trapo, una tacita de cerámica y el bote de agua y para el paseo marítimo como una bala. Al regreso del paso que suelo hacer hasta los Baños del Carmen, me senté para pintar, un cielo de esos que gustan, con nubes y movimiento. Y así salió, rápida y casi fácil. Es un medio ideal para hacer apuntes de paisajes. Para expresar algo rápido y vivo, de un modo muy espontáneo, ya que no hay mucho tiempo. La acuarela me agrada por su sencillez y su efecto.
También me gustan los dibujos a rotulador o boli de color. Suelo tener una gama de diferentes bolis de tinta, según grosor (0.4, 0.5 y 0.8) más uno sepia y otro plata. Esto lo empecé hace cinco años, permite dibujar rápido un apunte sutil de algo que sucede delante de mis ojos. Luego he comprado rotuladores, uno negro, otro marrón, otro ocre, y uno verde, más otro plata que casi es dorado. Y con todos  ellos a la vez, aún no he trabajado. Pero lo haré. Dibujo en un libro encuadernado de hojas para dibujar, y lo chulo es ver los dibujos sesgadamente, con lo que el plata brilla...
Ah! el tamaño de la imagen es el de una postal, aproximadamente.

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